De Murcia a Rusia (por Pontevedra)
Coincidencia. España juega su primer partido oficial en Tbilisi, donde el Betis sufrió una encerrona en el 78 y donde Sergio Pitol encontró mujeres como Carmen la de Triana.
AL escritor mexicano Sergio Pitol le pasó en los años ochenta lo mismo que al Betis a mediados de marzo de 1978. "Tenía todo el equipaje listo, de tal manera que salí para el aeropuerto, convencido de que iría a Praga pero llegué a Tbilisi". Ese viaje a la capital de Georgia, con escalas mágicas en Moscú y San Petersburgo está contado en forma de diario por Pitol en su libro El viaje, que dedica a su amigo escritor y como él también diplomático Álvaro Mutis. La selección española, con el bético Beñat entre sus expedicionarios, disputa esta tarde su primer partido oficial en la capital de Georgia. La puesta de largo para el Mundial de Brasil 2014.
A Rafael Gordillo le dieron un permiso especial para que pudiera viajar a Moscú, porque estaba haciendo el servicio militar. "En el avión nos pusieron sopa y huevo duro", me recordaba el de Almendralejo cuando le ayudé a poner en pie su impresionante biografía deportiva. El Betis había eliminado en la Recopa al Milan de Fabio Capello (entonces futbolista) y al Lokomotiv Leipzig, allende el muro de Berlín y les había tocado en octavos de final el Dinamo de Moscú. La capital rusa (entonces también soviética) estaba nevada y a los béticos les hicieron una encerrona. En los periódicos de la época se puede ver la desesperación de Rafael Iriondo, el genio de Guernica que en el banquillo consiguió para el Betis un año antes la primera Copa del Rey. El primer sumando de aquella mágica delantera de San Mamés dijo nada más aterrizar en Moscú que quería ver a Breznev.
No hay nada más lógico para un español que viajar en avión hasta Georgia. Iberia es el nombre de la Georgia Oriental, donde se aceptó el cristianismo el año 337, es decir, antes que en Roma. Los béticos no tuvieron ni el tiempo ni el ánimo de hacer las observaciones que hizo Sergio Pitol, que al fin y al cabo iba para una cumbre de escritores. No repararon en las relaciones lingüísticas entre el georgiano y el euskera. El mexicano Pitol, que se alojó en el hotel Iberia de Tbilisi (hoy Tiflis), establece una curiosa analogía entra la actual república ex soviética y la patria a la que pertenecían aquellos futbolistas expulsados del frío moscovita. "Había varias mujeres jóvenes muy bellas", escribe Pitol en su libro El viaje (Anagrama), "que nadie me supo aclarar quiénes eran, si esposas o hijas de los presentes, o escritoras o actrices; la verdad, todas parecían actrices de un único papel, el de Carmen la de Triana".
En marzo de 1978, el filial del Betis se llamaba Triana. Georgia era la patria de Stalin y en Tbilisi estaba enterrado José Díaz, el macareno y panadero de profesión, que llegó a ser secretario general del Partido Comunista de España. El partido se disputó el 15 de marzo de 1978. Lo retransmitió a primera hora de la tarde Televisión Española, la única que existía. El Betis perdió 3-0. A continuación, pusieron el programa infantil Un globo, dos globos, tres globos". Un día después, el 16 de marzo, el sacerdote y secretario personal del cardenal Tarancón José María Martín Patino casaba en la más estricta intimidad madrileña a su antiguo compañero de hábitos Jesús Aguirre Ortiz de Zárate, director general de Música de la UCD, con Cayetana de Alba, que con el paso de los años sería una incondicional del equipo verdiblanco.
El Betis fue apeado de la Recopa y a final de temporada el ganador de la primera Copa del Rey bajó a Segunda División. La sentencia es de la autoría de Pepe Álvarez, don José Álvarez Marcos, que cubrió el partido para El Correo de Andalucía y en la actualidad forma parte del equipo de Gobierno de la Universidad Hispalense. "De Rusia a Murcia", dijo Álvarez Marcos en una propuesta viajera mucho más osada que la de Sergio Pitol, que quería ir a Praga, donde ejerció la diplomacia entre 1983 y 1988, y terminó en Tbilisi entre figurantes de Carmen la cigarrera y que salió de Moscú con 34 grados a la sombra.
Si Del Bosque lo considera oportuno, Beñat romperá el maleficio de aquella encerrona de 1978, el año que estrenamos Constitución y que la Iglesia de Roma perdió a dos Papas.

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